suspensivos

lo que hay

lunes, agosto 11, 2003

Sin noticias de Cristina

Reconozco que estoy de sequía creativa, pero sigo teniendo un montón de excusas tan buenas que a ver quién es el chulito que me las rebate (como que todavía tengo que fregar los platos, que esta mañana casi se me escapa el tren por culpa de dos estúpidas que ya las pillaré yo un día cuando ellas tengan prisa, que los de la once siguen con la cremita (no sé si el psicólogo entrará por el seguro) y nadie les ha llevado a la cárcel o les ha dado el premio nobel, que hace mucho calor, que tengo que cortarme el pelo, que sí, sí, me ha bajado la hipoteca, que suerte que hay sandías aunque luego tenga que pasarme la noche haciendo viajecitos y etécé, que pensar cansa).

Y, sin que venga a cuento pero porque me apetece, cuelgo la letra de una canción. En la movida ésta que fue llamada en su día rock català (o, como dice dile, rock rural) hay un grupo -Els pets- del que siempre me han gustado las letras. Ahora no tengo ganas de explicar porquéses y eso (traducción, en comentarios) (no, traducción de los porquéses no, de la letra).

Vespre

Cap el vespre és quan estàs com a cansat,
i no saps el què fer i et quedes fixat,
i et trobes molt sol i el soroll s'esvaeix,
i mires el carrer i no hi ha gaire gent.
I canvien els sons i tot sembla més mort,
i vols cridar ben fort que n'estàs fins els collons.
Cap el vespre estàs trist i no saps on anar,
i et prepares un whisky i no te'l pots acabar.
I t'encens un cigarro sense ganes de fuma'l,
i l'apagues aviat i et tornes a aixecar,
i de sobte tens por de sentir-te tan buit,
i te'n vas cap el pub i no hi trobes ningú.
I surts fora el carrer i comences a córrer,
i el vent et va assecant el que sembla una llàgrima,
i t'atures cansat amb el nas ple de mocs,
i t'empatxes de nit i respires ben fort, fort, fort.
Cap el vespre és quan estàs com a cansat,
i no saps el què fer i et quedes fixat,
i et trobes molt sol i el soroll s'esvaeix,
i mires al carrer i no hi ha gaire gent.

sábado, agosto 09, 2003

Emilio

El clinc del microondas le sacó de su abstracción. Mierda, había vuelto a dejar el agua calentándose sin regular el tiempo. Bajó la cabeza y empezó a apartarse de la ventana, pero pensó que ya daba lo mismo, seguro que se había evaporado y para qué quería otro nescafé, sólo era aburrimiento. Se acercó de nuevo a la rendija de la persiana y forzó la vista.

Las dos y media, tendría que haber llegado. Un pinchazo, seguro que era eso. O una avería, cuando llegue me lo explicará -sonrió- agitando las manos. Igual venía enfadada, era exigente... a veces se preguntaba si... Un destello, Mario sonrisa profidén. Movió la mano y sacudió la cabeza.

Un coche a ver... no. A veces se sentía tan solo, incluso con ella... No, con ella. Era difícil, tan brillantes, pero está conmigo. Estar a la altura, pero está conmigo. Segunda persona del singular del presente del posesivo.

Sus ojos siguieron a dos chicas rendija a rendija (abajo abajo) hasta que desaparecieron en la última. Podría subirla más. Qué vergüenza.

Había visto cómo la miraba y había bajado los ojos para no ver cómo le respondía ella, si le respondía ella. Risas, manos, cuchicheos, cinturas, perfectos... no pertenecer. Y Mario (mundano, maldito) mirándola.

Podría tomar un martini, meter la nariz hasta el fondo del vaso, dejar que el hielo le atontara los labios y el vapor la cabeza, no, no te estaba esperando. Se le dormía la pierna y cambió el peso del cuerpo a la otra, estúpido, pero se obstinó en el trocito de calle, ahora otro por el cambio de postura, sólo estoy intranquilo.

La vio saliendo del coche. Habría aparcado en esos segundos en los que no miraba. Abrió la puerta trasera, metió medio cuerpo dentro y salió con el portafolios. Empujó la puerta y apuntó al coche con el mando. Los intermitentes parpadearon (adiós adiós). Tiene cara de cansada y se sintió mal. Se apresuró en meterse en la cama y se cubrió con la sábana.

La imaginó esperando el ascensor, cambiando el portafolios de mano, guardando las llaves del coche en el bolso, tocándose el pelo... El destello, sonrisas, miradas... (un cobarde) apartando la vista. Quizás su pelo... quizás su blusa... olores, pero está conmigo. ¿Mentiras o quimeras?, y se levantó, y anduvo -corrió- hacia la puerta, y esperó para lanzar sus shuriken de dudas punzantes.

La puerta se abrió (sorpresa -a medias- sonrisa) y la abrazó, y hundió la cara en su cuello eh... Emilio... qué...? y cerró los ojos, y besó sus hombros, y aspiró, y... (nada, ya nada).

lunes, agosto 04, 2003

Esperar

Juego con el diccionario (tener esperanza de conseguir lo que se desea, creer que ha de suceder alguna cosa, desear que algo ocurra, permanecer en un sitio donde se cree que ha de ir alguna persona o ha de ocurrir algo, parar en una actividad hasta que suceda algo) y me pregunto si, al fin y al cabo, todo se reduce a esto.

Espero que sea la hora, que se me pase, que venga, que se calle, que me lo diga, que empiece, que termine, dormir, despertar, ir, que se vaya, que esté...

Y cuando ya es la hora no sé qué hacer, cuando se me pasa hay otra esperando, cuando viene se va a ir, cuando se calla me duele el silencio, cuando me lo dice no sé qué responder, cuando empieza se acaba, cuando termina viene el vacío, cuando duermo nunca es bastante, cuando despierto tengo sueño, cuando voy tengo que regresar, cuando por fin se ha ido sé que volverá, cuando está no hago nada...

Y vuelta a empezar, vuelta a esperar. El tiempo y su puñetera relatividad, eternidad cuando no quiero, un segundo cuando me apetece.

Me desespera esperar (me baila la cabeza, me canso, me inquieto, me aturullo, me impaciento, me pregunto...)

Pero ¿cómo sería, no esperar nunca, no esperar nada? Tenerlo todo... ¿no será ésa la peor de las carencias?

Me gusta esperar (me baila la cabeza, me canso, me inquieto, me aturullo, me impaciento, me pregunto...)

Contradicción. Quizás, al fin y al cabo, sea a eso a lo que se reduce todo.

Y, cómo no (absurdo, discusión, réplica, disparate, discordancia, paradoja), a mí me gusta.
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Ara tesperas :*
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