Vacío
everyday is so wonderful
then suddenly
it's hard to breathe
La vida no nos pregunta qué queremos, nos lo da y nos lo quita, en ese vaivén ingrato de sentidos. Un día nos levantamos felices… regalamos sonrisas al mundo (el sol brilla, el aire despierta, la gente camina ligera). Al día siguiente, nos levantamos con el corazón tan tan cansado… nos arrastramos fuera (el sol ciega, el aire hiela, la gente anda sombría).
Incapaces de dejar de analizar, deshojamos nuestros sentimientos en interminables margaritas (sí, no, lo hago, no) buscando una salida. Siempre la hay, aunque no nos guste, porque decidir es siempre renunciar a algo.
Una amiga tomó una decisión. No la tomó sola, porque, aunque sabía que era la mejor opción que tenía, le faltaba el ánimo. Se sintió bien, es bueno descartar la pieza del puzzle que no encaja, eliminar margaritas, excluir angustias.
Ha pasado un día y me pregunta "¿por qué lloro?"
¿Por qué lloramos, si sabemos que hemos hecho lo correcto?
Quizás porque cada decisión es una renuncia, una puerta que se cierra (que cerramos), detrás de la que sabemos se esconde esa sensación de fracaso, esa certeza de que algo se nos ha vuelto a escapar de las manos, esa frustración porque (una vez más) las cosas no han sido como queríamos, a pesar de nuestro esfuerzo, a pesar de nuestros deseos (quizás no basten los deseos, para la vida).
Quizás porque cada pieza que no encaja no se sustituye; deja ese vacío, ese agujerito deforme por el que se nos escapan trocitos de vida.
the pieces gone
left the puzzle undone
ain't that the way it is